sábado, 17 de septiembre de 2011

Este es el poema para Ruth...


                                              A Ruth
Este el poema para la Ruth
sí, para ti, porque llegaste como agua exacta en los cultivos
listos para ser regados y no perecer en la agonía,
porque llegaste tibia al corazón
y tus manos suaves dividieron dulcemente esa roca
como si estuvieras abriendo un pan,
y viste germinar de mis manos la semilla
que desde los tiempos de amorosa raíz
ya se encontraba esperando,
faltaba tu agua, ese líquido incoloro
que mana de tus labios y sabe a ti
a nada más, a tu coraje, a tu esperanza
y sabe finamente a amor ya madurado
que tengo la dicha de beber en cualquier rato
y el privilegio de decir, yo probé esos labios,
esos labios míos, tan míos, como son tuyos los míos;
este poema, antes no escrito, antes no pensado
porque no estabas, porque no existías,
lo conserve, mientras me ahogaba en la desgraciada soledad
que tú haces huir con tu mirada,
que corre espantada de mi espacio
éste espacio, donde tú te posas aún cuando ya no estás;
llegaste, me alumbraron tus ojos
los glaciares derretiste y hoy navego en esas aguas
hacía mi destino,  Ruth hacia el norte, Ruth hacia el sur,
todos los caminos conducen a  Ruth,
todas las aguas se dirigen hacia ti
yo te absorbo como esponja 
para no dejarte ir,
te abrazo como nunca, 
de una forma y otra, en todos los sentidos
para recordar la tersura de tu cuerpo con mi almohada,
en la cama de mi sueños, en la antesala de mi mente,
si tu eres para mí
cual la luna a la tierra, cual la tierra a las flores
entonces ven y dame un beso
dos besos o tres besos o un beso eterno
y encerrémonos en ti, en mi,
en la soledad y en éste instante
brevísimo segundo del tiempo universal.

Santiago Parra


domingo, 28 de agosto de 2011

Hoy viniste de visita a mis contornos...


                                                   A RAPB

Hoy viniste de visita a mis contornos,
entraste, ninguna puerta fue impedimento
te sentaste en la sala de mi mente a observar, 
te ofrecí un vaso de recuerdos y victorias
con hielitos de derrotas y errores,
tu bebiste sedienta el contenido
y me hiciste regresar a la cocina del corazón 
por otro vaso con lo mismo,
sé que no eres cualquier muchacha
y que debo de ofrecer las mejores viandas,
los mejores vinos en mi mesa;

 te dije vayamos a mi huerta
dejé que vieras los árboles que cultivo
y te di a probar el fruto de cada árbol,
del árbol de la tristeza te di un cachito,
del árbol de la felicidad te di un racimo,
y preguntaste ese árbol de qué fruta es
es la fruta del árbol del amor
que cultivo para ti, yo contesté,
para que juntos sentados en la hamaca del tiempo
amarrada entre dos palmeras de cocos,
comamos esa dulce fruta en un pico de gallo,
con la sal, chile y el limón de la vida.

Santiago Parra